10.11.08

Noventas

La hiperinflación en Argentina fue un proceso que terminó por explotar en el 89, ya entre 1982 y 1987 la inflación alcanzó el 257%, y dio fin prematuro al gobierno del radical Raúl Alfonsín. Este hecho termina afectando directamente a los más pobres quienes veían crecer los precios de los recursos mínimos necesarios en detrimento de sus salarios, y a los comerciantes que preferían no vender sus productos porque, al momento de reponerlo, el precio ya habría aumentado. El modelo Neoliberal seria el implementado por el ex gobernador de La Rioja, basado en achicar el Estado para agrandar el país.Al asumir Carlos Saúl Menem la deuda externa Argentina era de 65.000 millones de dólares , al retirarse el numero ascendió a 146.000 millones de dólares. Pero no es solo el aumento de este índice lo que llama la atención, de hecho casi no tiene importancia si nos fijamos que el aumento de la deuda se da mientras el país se iba vendiendo a empresas privadas. Entonces: El país se quedo sin sus empresas mas importantes, a bajo precio debido a la ley de convertibilidad, y la deuda externa nunca dejó de crecer.Menem ve en la privatización y la convertibilidad la solución a los problemas económicos del país. En un principio se da una suerte de estabilidad y sensación de bienestar en el grueso de la sociedad. Pero son estas mismas medidas las que harían influencia directa en la debacle que el país sufrió en el 2001. Los bancos entregaban un interés anual del 6 % o 7 % a los depósitos en dólares, mientras que el que guardaba sus ahorros en pesos argentinos obtenía un interés de casi 18% anual. La convertibilidad era una buena solución para la hiperinflación pero no una determinación a largo plazo. cOn el paso de los años y el inédito mantenimiento de la convertibilidad bienes extranjeros se acercaban al país, pero no en modo de inversión sino que traían sus dólares para depositarlos en pesos argentinos y así aprovechar las regalías de nuestros intereses.Los casos de corrupción fueron moneda corriente y de conocimiento público durante los gobiernos de Menem y De la Rua, desde los “diputruchos”, que en 1992 el oficialismo quiso ingresar al parlamento para conseguir el quórum necesario para la privatización del Gas del Estado, hasta el caso de la “banelco” en la reforma laboral y la renuncia del vicepresidente “Chacho” Álvarez.El gobierno radical de Fernando De la Rua que nunca, en sus dos años de duración, llegó a nombrar todos los funcionarios necesarios para ocupar los cargos nacionales, se encontró con un país sin recursos (todos privatizados en los 90), una sociedad agitada por el estancamiento económico y sin el cuerpo y/o apoyo político suficiente como afrontar la primera crisis. 3 ministros de economía en 15 días, con la decisión de volver a llamar a Domingo Cavallo para que se haga cargo de la cartera de economía, fueron las últimas decisiones que tomó el presidente, que llegó de la mano de la Alianza, previo a declarar el estado de sitio y renunciar al más alto de los cargos políticos.

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